Quédate
Quédate
Andas ahí,
nada lejos,
lo sé.
Oigo tu aliento,
húmedo y cálido.
Si me atreviera
a extender la mano
en esta tiniebla,
quizás
te rozaría.
Pero aquí sigo,
de cuerpo inerte,
pura mente
flotando
en temerosa deriva.
Reacio explorador
cartografiando cada pliegue
de la inmensidad
de tu ausencia.