Corriente no corriente
Corriente no corriente
Esta es la historia,
de cómo,
como un gilipollas,
se puede perder pie
en un río
de sudor frío.
Es un día,
como otro cualquiera.
Nada lo propicia,
porque
nada nos rinde.
El hecho es que
atraídos por el vacío,
o dominados por el misterio,
volvemos
a donde
todo se perdió.
Entreabrimos
recovecos
esclarecidos
por destellos
que se hacen visibles
a través
de un campo de motas.
El polvo abre paso
al aluvión
de discrepancias:
gratitud, ira
pesar, euforia.
Nos dejamos anegar
y el tiempo se desmorona
bajo el peso
de tantos
sentimientos
desechados.
Urge huir.
El viejo truco
de aferrarse
a mano de niño
funciona
por penúltima vez.
Qué cerca ha estado.